La expedición al Carpincho y Mar Chiquita de Betbeze y Pedro Nicolás Escribano


El militar, encomendado por el virrey Vertiz, llega a la zona acompañado por el padre de Bernardino Escribano 48 años antes de la fundación del Fuerte Federación. La descripción de los espejos de agua.


Al mediodía del 30 de marzo de 1779 llega a la Laguna de Mar Chiquita el teniente coronel Francisco Betbeze quien fue encomendado por el virrey Juan José de Vertiz la realización de una inspección a los lugares que ocupaban los fuertes como así también un nuevo reconocimiento de la frontera. Entre quienes acompañaban a Betbeze, se encontraba el capitán Pedro Nicolás Escribano, padre de Bernardino -el fundador de Junín-, conformando un grupo de 120 personas que partieron de Buenos Aires el 13 de marzo de 1779 y regresaron el 8 de abril del mismo año.


El virrey (foto de la derecha) había encomendado al teniente coronel Betbeze Ducos realizar un estudio sobre reconocimiento de los lugares que ocupaban los fortines y zonas señaladas para el traslado.

(VER MAS SOBRE EL VIRREY JUAN JOSE DE VERTIZ Y SALCEDO)

Francisco Juan Fausto Betbeze Ducos De Lahite Emoize realizó la misión en 26 días.

La expedición recorrió la línea proyectada más allá del Salado , confeccionó 16 planos y reconoció fuertes y fortines en pocos días.

BETBEZE

Francisco Betbeze fue un militar español que sirvió como comandante del Real Cuerpo de Artillería en el Virreinato del Río de la Plata a fines del siglo XVIII.

También llamado Francisco de Betbezé y Ducós, Francisco Juan Fausto Betbezé Ducós de Lahite Ermoise, o Francois Jean Fausto du Cos de la Hitte d'Armoise, señor de Belbèze, nació en Pamplona, España, alrededor del año 1730.

Siguió la carrera de las armas alcanzando el grado de Teniente Coronel y en 1772 fue destinado al río de la Plata para ejercer la comandancia del Real Cuerpo de Artillería.

Hasta 1777 efectuó diversas comisiones en las posiciones defensivas españolas en Río Grande y la Banda Oriental. Ese año, ante una sucesión de malones sobre la campaña, el virrey Pedro de Cevallos decidió efectuar una ofensiva general en la frontera indígena sur del Virreinato del Río de la Plata.

La autorización real para llevar el ataque propuesto por Cevallos llegó en 1778, en momentos en que Juan José de Vértiz y Salcedo (1778-1784), tomaba a su cargo el Virreinato. El 10 de setiembre de 1778 una junta de guerra se opuso al proyecto arguyendo la imposibilidad de levantar y mantener un ejército tan numeroso y proponiendo como alternativa adelantar las guardias al sur del río Salado (Buenos Aires).

Antes de decidir, Vértiz encargó al teniente coronel Francisco Betbezé realizar un reconocimiento de los lugares que ocupaban los fortines y de las zonas señaladas para el traslado.

Betzabé, acompañado por Juan Joseph de Sarmiento, Nicolás de la Quintana y Pedro Nicolás Escribano inició su expedición al otro lado del Salado en el Fuerte de Salto. El 12 de abril de 1779 presentó su informe aconsejando dejar en su lugar los fuertes y fortines en razón de que había todavía mucho campo sin cultivar a su retaguardia de la línea de frontera lo que no justificaba un avance y concluía por recomendar que

Si se determinare (como lo creo importante útil y conveniente y aun necesario por ahora) subsistan las guardias de la frontera donde actualmente se hallan, o inmediaciones que dejo insinuadas, gradúo indispensable construir un reducto junto a la laguna de los Ranchos entre el Zanjón o Vitel y el Monte; regularizar la mayor parte de los fuertes, que están en disposiciones despreciables, y construir algunos a las inmediaciones indicadas de los que se hayan de mudar; de forma que los de Vitel, Monte, Luján, Salto y Rojas, sean guardias principales y residencias o cuarteles de cinco indispensables compañías de blandengues, y el proyectado en los Ranchos con los de Lobos, Navarro y Areco, sirvan de fortines con una pequeña guarnición, para estrechar las avenidas y facilitar el diario reconocimiento del campo comprendido en el cordón y su respectivo frente.

Afectado nuevamente a Montevideo y de acuerdo a lo solicitado en la Junta de Guerra celebrada en Montevideo el 7 de diciembre de 1796, en la nueva Junta de Guerra del 17 de julio de 1797 presentó al Virrey Antonio Olaguer Feliú un plan para la defensa de Montevideo, que junto a las propuestas de tenor similar formuladas por fue tratada en la Junta de Guerra celebrada en esa ciudad el 6 de septiembre de 1797 y elevada por el Virrey al Príncipe de la Paz en nota del 4 de noviembre de ese año dando cuenta de las medidas que ha tomado para defender aquellos dominios y atacar a los portugueses si dan motivo.


Casó con María Regina de Llano y Pesoa y fue padre del teniente realista Julián de Betbece. Murió en 1802.


Carlos Alberto Van Hauvart es profesor por la Facultad de Humanidades de la UNMdP, docente regular en la Carrera de Historia de la FH, en las materias de Americana Contemporánea y Didáctica y Practica de la Enseñanza. Miembro del GEL, CeHis, FH, UNMdP. También es profesor regular en la materia Historia del Ciclo Básico del Colegio Nacional "Dr. Arturo Umberto Illia", Departamento de Ciencias Sociales, UNMdP.

En el sitio web Aportes de la historia.com reproduce jornada por jornada el diario del reconocimiento de la frontera de Buenos Aires, efectuado por el teniente coronel Francisco Betbezé de Ducos en 1779.

Por Carlos Van Hauvart, octubre -2018


Dia 30

Salimos de la indicada Laguna del Toromoro  por  el rumbo Oeste, Noroeste,  a las seis de la mañana,  todo el campo de este tránsito es árido, hay en el algunas Bagualadas, y Ganado del que carneamos para dos días al comedio de la jornada,  que fue hasta  la orilla de la Laguna de Carpincho  donde llegamos a medio día

Reconocí el paraje donde los Pilotos proyectaron el fuerte que es una loma extendida cerca de dicha Laguna, y el terreno produce allí pastos sumamente ásperos, como son espartillo, taraguatas, y otros de esta especie,  a excepción de un reducido espacio orilla de la Laguna, que lo tiene bueno.  Esta es sumamente salada demostrando ([poca]) (mas) permanencia de aguas ([como]) (que) casi todas las demás que he reconocido.

Desde esta Laguna va hasta  el mar formando cajón, o Rio el Salado y de ella aguas arriba me Informan se interrumpe (u confunde) con maciegales, y bañados diversos.

 El Baqueano de la Compañía del Salto [espacio en blanco] Gorosito nos alcanzó en este campamento con un cabo, y diez Blandengues de Lujan que le vinieron escoltando, y se volvieron a su ([gu]) destino el día siguiente  Desertó el Miliciano Mestizo que se descuidó en la custodia del ganado ([para]) el consumo.

 Caminamos doce leguas.



Cita:

(1) Levene, Ricardo (advertencia), Primer congreso de Historia de lo Pueblos, Caítulo V ,Apéndice Documental, Direcciónes de impresiones oficiales, La Plata, 1952, pag.69.

Edición: Maximiliano Van Hauvart, estudiante UNMdP.




Día 31

Salimos a las seis de la mañana del indicado campo, y marchamos por el Oeste Noroeste hasta  las once  de la misma que llegamos a las lagunas de Rojas donde reconocí el paraje señalado por los Pilotos para la erección del fuerte., siendo una Minada que ninguna avenida puede resguardar.

El campo de este tránsito es sumamente árido, sin agua y casi el uncen pasto que en él se halla es espartillo. El agua de las tres Lagunas inmediatas al indicado paraje son salobrosas aunque las bestias la beben mejor que la de Carpincho, que no quisieron probar.

 Continuamos la marcha emprendiéndola a la una de la tarde por el Norte cuarta al Nordeste, y transitando caninos semejantes a los de la mañana llegamos a las seis de la tarde al fuerte de Rojas  que allá guarnecido por don  Juan  Bautista Martínez Alférez de Milicias, con 10 soldados de estas, ocho Dragones un Cabo y un Artillero.

 Pregunté al expresado oficial que como tenía tan pocos soldados de su cuerpo, y dijo que viendo antes de salir de casa de su Mayor don  Diego Trillo (que a la sazón se hallaba en Buenos Aires) no le completaban los Veinte y cinco Milicianos que le consta deben guarnecer esto puesto hizo presente esta falta á, su Capitán don Prudencio Burgos, quien no obstante le mandó marchar con los diez hombres indicados solamente,  y que no pudo repetir su instancia desde este destino, porque hallándole sin una res para la subsistencia de todo el destacamento le fue preciso enviar todos los (dichos) Milicianos al campo a recoger alguna, coya diligencia lograron después de una ausencia da seis días por que no teniendo Baquiano desperdiciaron mucho tiempo lo que  también sucede por la propia causa guando envía a los reconocimientos acostumbrados.

 Esta fuerte es un cuadrado de diez y seis a diez y siete varas de lado, hecho de estacas torcidas, y desiguales, tiene rastrillo, su foso por la parte del Sur es  de dos varas de profundidad, y tres, y media de ancho en lo más elevado, y por muchas partes de dicho foso no es difícil pasarlo a pie.

 El cuartel, y habitación del oficial son casi inservibles, siendo el primero tan reducido, que no cavo la mitad de la gente de su dotación.

 El significado oficial de Milicias, y los Baqueanos aseguran haber a la retaguardia de esto fuerte nueve leguas a lo menos de descampado o desierto de muy buenos terrenos para todo uso, donde en la actualidad se mantienen muchas Bagualadas.

 Este puesto lograra sin dificultad mejor situación de la otra banda de aquel Rio, o Arroyo, colocándole sobre una loma inmediata así al Norte de donde se descubre mucho terreno, lo que no sucede desde la actual situación por ser una hondonada o bajo de donde casi nada puede descubrirse en comparación del sitio que  propongo, a más de la ventaja que proporciona dicho Arroyo por el frente, en vez de tenerlo como ahora  a la retaguardia.


Sobre la marcha de este día dejamos a la derecha una Laguna llamada la mar chiquita. Caminamos 16 leguas.


 (FUENTE: APORTES DE LA HISTORIA.COM.AR (VER ENLACE)










































































































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