Persecución de unitarios en Federación y pueblos vecinos (Primera parte)

La conducta política del comandante Mariano García, servidor incondicional de Rosas. Persecusión y hostigamiento en el Federación que llegaba hasta los mismos cuadros de oficiales. Intercambio de cartas desde el Federación hacia Rosas. La llegada del Capitán Seguí.



El día antes de ser designado Rosas escribía al entonces comandante del Fuerte Federación Mariano García una carta llena de sugestiones y que nos sirve como antecedentes para juzgar la posterior conducta política de este último y también en cuanto a propósitos. La carta decía:

"Marzo 6 de 1835.- Luego que reciba V.S. esta nota dispondrá que el mayor Leonardo Subviela, Capitán Franco Subviela y el ayudante Juan Pablo Albornoz sean borrados de las listas del Departamento ordenándoles V.S. se presenten al Señor Inspector General.
El infrascripto previene a V.S. que en adelante todo Jefe u Oficial sea de la clase que fuese a quien se le notare traición a la Causa Nacional de la Federación, o no ser conocida o decididamente Federal, o el más leve indicio que haga dudarlo, lo ponga sin demora en su conocimiento para disponer lo que corresponda, debiendo V.S. haga circular esta resolución a los efectos consiguientes".


Soldado de Caballería.
Bajo estos auspicios para la población del Federación iba a comenzar el gobierno de Rosas, quien habría de encontrar en el comandante Mariano García un servidor incondicional, dispuesto a todo para satisfacer los deseos de Rosas.

La orden fue cumplida de inmediato. Así lo comunicaba García por medio de la siguiente nota:

"Fuerte Federación, Marzo 15 de 1835.- Consecuente a la nota de V.S. de fecha 6 del corriente, quedan borrados de las listas de este Departamento el Mayor Graduado Leonardo Susbiele y Capitán Franco Susbiele, como también el Ayudante Juan Pablo Albornoz, a quien con esta fecha he pasado orden y correspondiente pasaporte para que se presente al Sr. Inspector General.

En adelante velaré con escrupulosidad sobre todo Jefe u oficial y si notare que alguno traicionare la causa nacional de la Federación o el menor indicio de ello, o de algún modo se hace sospechoso; lo pondré inmediatamente en conocimiento de V.S. y sobre esta importante resolución he pasado con fecha 15 de marzo circula a los Comandantes de Escuadrón y de todos los pueblos del Departamento como lo previene V.S. en su citada nota que tengo el honor de contestar".

Entre tanto, el 12 de febrero habían llegado dos piquetes de infantería: uno de Veteranos Patricios a las órdenes del teniente segundo Mariano Delgado y otro de Defensores, también Veterano, y al mando del teniente primero de caballería de línea con grado de capitán José Seguí. Ambos ascendían a 47 efectivos.






El 22 de marzo, García dirigió a Rosas una extensa e interesante carta de la cual extractamos los párrafos más importantes:

"El 14 del corriente tuve el honor de recibir su apreciable del 6 del mismo y por mano de los señores de a comisión y enterado de su contenido y de las instrucciones de estos, pasé inmediatamente aviso al Cacique Yanquelén previniéndole que habiendo llegado a este punto la comisión que enviaba V.S. se dispusiese a recibirla reuniendo para el efecto a todos los caciques, capitanes y los indios cabezas de toldos a una o dos leguas más acá de sus toldos; quien contestó que podían ir al día siguiente que serían recibidos
....
Siempre he sospechado también que las voces que han corrido de que estos indios hostilizaban a la provincia de Santa Fe, fuesen maniobras de los unitarios y he vivido con esta precaución pero siendo preciso y V.S. quiere que le hable sin restricción, desearía me informase si lo tiene a bien, a los unitarios que tengo en este punto y puedan sernos perjudiciales para prevenir en sus planes o velar con especialidad sobre ellos.

Yo por mi parte solo me fijo en don José Ramón Guevara, hermano del teniente coronel Esteban Rodríguez, quien además de esta sospecha tiene también la de haberse mostrado hace algún tiempo algo más indiferente hacía mí hasta el punto de haberse ido en estos días hasta Buenos Aires sin mi noticia ni mi pasaporte, cuando saben muy bien que cuántos salen y entran en este punto se me deben presentar. Se añade a esto que en estos momentos en que al parecer más había que temer a los indios recibe una habilitación de Bernardo Cuntin para vivir en la estancia que está sobre los toldos de Yanquelén, acaso con el fin de trabajar desde allá, más salvo y con más fruto.
Esto me ha llamado la atención y me la llama también el ser su habilitador Cuntin, cuñado de Escribano (en relación al fundador de Junín, Bernardino) y quien ha ocasionado continúas alarmas sobre los indios. No debe olvidarse que Cuntin desampara su establecimiento y pone en él a Guevara teniendo a los indios, y forma un nuevo establecimiento retirándose sólo cuatro leguas del primero.

Estos son los sujetos en quienes principalisimamente (sic) me fijo. Verdad es que hay también en este punto, un don Hermogenes del Corro que ha pertenecido a esta secta unitaria, a quien sin embargo de manifestarse pasivo, no lo pierdo de vista, si hay alguno más lo ignoro y quisiera que Vd. me ilustrara porque lo considero necesario para mi gobierno".

Y concluye: "En verdad cada vez debemos convencernos  más de que estos malvados están resueltos a realizar sus planes de iniquidad sin perdonar violencia, y sin disimular crimen por horrendo que se presente. Para ellos ya el respeto, la razón, la representación, las leyes, todo es nada cuando se oponen a sus miras. Cuando la masa de los pueblos los resiste apelan al asesinato del modo más cobarde, vil y brutal y no temen clavar sus puñales en aquellos pechos valientes que tantas veces se presentaron al ayer enemigo en defensa de la Patria y del voto de los pueblos. Ya se honraran más con el título de salteadores asesinos  que con el de unitario; ya han dicho en su secreto: todo crimen nos es lícito con tal que triunfemos  y pues que no nos queda otro medio que el asesinato, asesinemos sin demora ni miramiento alguno.


Pablo Latorre, caudillo federal
 asesinado en 1934
Harto lo prueba la muerte alevosa de los ilustres señores generales Quiroga, Latorre, (caudillo federal argentino, gobernador de Salta y asesinado en diciembre de 1934 -ver más haciendo click acá) etc. y con estos a quienes ya conocemos andaré con miramientos? Yo se que aventuro mi vida y cuánto más aún yo sé que si pueden me han de exterminar: ¿deberé descuidarme? ¿permitiré que por dulzura o indolencia me ocasionen la muerte? ¿que me hagan morir sin defensa? No señor, no. Lo que yo deseo es conocer los que existen en los pueblos del Departamento teniendo presente que yo solo he vivido acá  y tengo poca relación con los demás pueblitos. Esta noticia me sería importante que me la diese usted particularmente de aquellos que bajo el mando federal abrigan un alma unitaria porque estos pueden ser doblemente perjudiciales".

Cartas de estas características dan una idea exacta de la personalidad del comandante que regía los destinos del Federación.

Con la misma fecha que la anterior escribe nuevamente a Rosas para comunicarle que en Salto se había dado a publicidad un impreso en el que se atacaba al Capellán del Federación, Carlos Torres acusándolo de unitario. Según la carta de García: "Este señor desde que tuvo el papel se ha melancolizado mucho hasta el punto de perder la salud".
Evidentemente el contenido del anónimo era falso pues el cura Torres fue uno de los hombres que en federación defendió y aplaudió con más calor y decisión a Rosas.


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ADHIEREN AL CICLO DE NOTAS 189 AÑOS DE LA FUNDACION DE JUNIN
























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