Epidemia del cólera: Junín se previene contra la enfermedad

Se designa una comisión con poder de policía para hacer cumplir las exigencias de la higiene.



El cólera hacia estragos en la Capital Federal y la Municipalidad adoptó las correspondientes medidas preventivas .

El 12 de febrero de 1871 designó una comisión .-presidida por el municipal de policía- que debía realizar visitas domiciliarias haciendo observar las exigencias de la higiene. Aquella comisión estuvo integrada por el doctor Leonardo Apolidoro, Juan Calp, Leipoldo Toro y Manuel Marrull.


La resolución -que llevaba la firma del juez de paz Estanislao Alegre- fue comunicada al vecindario para su debido conocimiento.

LA MORTAL PLAGA

Las epidemias de fiebre amarilla en Buenos Aires (enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti) tuvieron lugar en los años 1852, 1858, 1870 y 1871.​ La suscitada en este último año fue un desastre que mató aproximadamente al 8% de los porteños: en una urbe donde normalmente el número de fallecimientos diarios no llegaba a 20, hubo días en los que murieron más de 500 personas,​ y se pudo contabilizar un total aproximado de 14 000 muertos por esa causa, la mayoría inmigrantes italianos, españoles, franceses y de otras partes de Europa.

En numerosas ocasiones la enfermedad había llegado a Buenos Aires en los barcos que arribaban desde la costa del Brasil, donde era endémica.​ No obstante, la epidemia de 1871 se cree que habría provenido de Asunción del Paraguay, portada por los soldados argentinos que regresaban de la Guerra de la Triple Alianza;​ ya que previamente se había propagado en la ciudad de Corrientes.​ En su peor momento, la población porteña se redujo a menos de la tercera parte, debido al éxodo de quienes abandonaron la ciudad para intentar escapar del flagelo.2

Algunas de las principales causas de la propagación de esta enfermedad, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, fueron:

la provisión insuficiente de agua potable;

la contaminación de las napas de agua por los desechos humanos;

el clima cálido y húmedo en el verano;

el hacinamiento en que vivían, sin que se tomaran medidas sanitarias para ellos, las personas negras y, especialmente en la epidemia de 1871, los inmigrantes europeos humildes que ingresaban en forma incesante a la zona más sureña de la ciudad;

los saladeros que contaminaban el Riachuelo —límite sur de la ciudad—, el relleno de terrenos bajos con residuos y los riachos —denominados «zanjones»— que recorrían la urbe infectados por lo que la población arrojaba en ellos.

La plaga de 1871 hizo tomar conciencia a las autoridades de la urgente necesidad de mejorar las condiciones de higiene de la ciudad, de establecer una red de distribución de agua potable y de construir cloacas y desagües.

Un testigo de esta catástrofe, de nombre Mardoqueo (Mordejai) Navarro, escribió el 9 de abril, la siguiente descripción en su diario personal:

«... Los negocios cerrados, calles desiertas. Faltan médicos, muertos sin asistencia. Huye el que puede. Heroísmo de la Comisión Popular...».

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GRACIAS POR APOYAR LA DIFUSION DE LA HISTORIA JUNINENSE EN LA WEB
(Fuente: Manual de Historia de Junín - Autor: Roberto Carlos Dimarco - Año 1993)













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